Love me sea

Friday, October 08, 2010

melancolexia


Un momento donde olvide la fecha y la hora exacta, en no se que ciudad, de tal vez un continente o estado, de una vía y no láctea, o quizá si. Todas las personas olvidaron, se olvidaron de ellos mismos, de sus mentiras, de sus logros, olvidaron que recordaban algo, olvidaron que tenían que olvidar, solo una persona tuvo un recuerdo, un recuerdo tan vago y poco preciso que solo se presentaba en su mente como algo que se tenía que recordar pero quien sabe que.

Todos lo tomaron como un presagio, las noticias, los periódicos, los enamorados y los asesinados hacían alarde de que conocieron a esa persona que logro recordar algo, era el único que los ataba a la realidad, como saber si se esta vivo cuando se olvida que existe la muerte, como saber si todavía respiro cuando ya no se lo que se siente asfixiarse, el era el único capaz de poder decir todo lo que supuesta mente alguna vez supimos.

Cuéntenos-- preguntaba el portavoz de la multitud-- ¿qué es lo tan importante que debemos recordar? El trataba y trataba y en la punta de sus sinapsis existía el fantasma de un recuerdo que podría liberar el malestar general.

No se, no se-- respondía-- no se si quieran escuchar esto--

Como no-- grito un persona desesperada.-- No podemos ni dormir, necesitamos saberlo.

No creo que estemos listos, pero tenemos que estar preparados-- contestó--

Los siguientes días hubo guerras, muertes, destrucción, las madres sofocaban a sus hijos, los amigos se apuñalaban en la espalda, los amantes se sacaban los ojos, los niños se tiraban los dientes, las mujeres se quemaban el corazón, los hombres el orgullo, los ancianos se dejaban morir por el sueño. Todos se volvieron locos

Días después una sudorosa noche, el recordó

Ahora lo se...

Los poco que sobre vivieron a sus Apocalipsis particulares se juntaron de nuevo, el estaba listo para decir lo que todos debían de recordar

Pasadas las 19:14 se levantó, en contra de su voluntad, y se dirigió donde los demás.
Las nauseas y los impulsos suicidas lo atormentaban desde que logró recordar, pero su deber era decir lo que sabía.

Los demás comenzaban a arrancarse el cabellos, rasgarse la piel, arrancarse la lengua.
Era como si se quisieran quitar algo que los quemaba, muy despacio...

Llegada la hora tomo el micrófono, trago un nada de saliva, aunque su boca estaba seca desde hacia meses.

Todos los que aun podían ver lo miraron fijamente, los otros hacían lo que podían con lo que tenían, el silencio reino por primera vez en el infinito, el viento decidió morir tiempo antes, así no quedaba nada más

Abrió la boca y esto fue lo que dijo...





minutos después todo acabo

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