A veces por la noche, el rio y el lago se escapan de tras de las montañas, se besan, se entrelazan, se vuelcan en un oceano incontenible. -Que tonto he sido- le decía el rio, mientras el lago dejaba acariciar sus suaves y delicados contornos -todo este tiempo solo pensaba en aquella gran montaña de la que yo había nacido, en mi origen, mi punto de inicio- un mundo nuevo tenia origen dentro de ellos dos.
Dejalo no tiene caso pensar mas en eso- le susurraba el lago a las orillas del rio, mientras el rio lloraba en forma de cascadas -Es que no lo entiendes mi destino eras tu, yo debo de estar contigo, somos uno y lo mismo.
El lago envolviendo por completo al rio lo miro a los ojos y solo sonrio -Lo que tu no entiendes es que la montaña, tu y yo y todo lo demas somos parte de algo mas grande, de algo hermoso-.