Para la mañana y el momento en el que se encontraba, todo parecía estar listo, la soga, el puente, las reflexiones y lo mas importante, una fuerza que gobierna nuestra existencia.
Después de que varios autos pasaran, sus últimos testigos y latidos se iban desvaneciendo en el horizonte. Se levanto tomo la cuerda perfecta mente amarrada a la una viga del puente, la paso por su cuello, justa pero no apretada.
Mientras se olvidaba de las cosas, de las que no se arrepentía, todo se volvía luz, el sol quemaba sus ojos, el viento acuchillaba sus oídos y el silencio inundaba el mundo.
Sin pensar absolutamente nada, se lanzo al vació. La trayectoria estaba ya definida, caer y precipitarse, todo estaba escrito, arriba el cielo y abajo el suelo. Ya está, no puede durar mucho tiempo, solo te mueres y todo se acaba. Mientras
esperaba que la soga rompiera su caída, la luz perdía intensidad, bajaba la luminosidad. Ahora todo se sentía diferente.
Yo creía que esto iba a ser doloroso, pero es tan cálido. Sus pies se iban calentando poco a poco. Solo unos segundos después lo único que perdía vida era el silencio que me rodeaba, un pequeño pájaro a lo lejos lo asesinaba cantando y yo abría los ojos.
Pero que esta pasando aquí, al parecer todo lo tenía que suceder pasaba al revés, no me lo puedo creer, esto no me puede estar pasando a mi. Su cuerpo se encontraba en una especie de
levitación, se encontraba suspendido entre el abismo del cielo en sus pies, y el limite del suelo en su cabeza.
Todo este tiempo desde que recuerda le habían sucedido cosas malas, experiencias para olvidar y desintoxicaciones de tristeza. El único suceso que para cualquier persona sería un milagro, para el era su última desgracia.
Estaba siendo traicionado por la gravedad. Arriba el suelo abajo el cielo.

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